¡Adiós a los estereotipos!
Hoy es más común encontrar a hombres modernos que han decidido cuidar su piel y su rostro porque han visto cómo puede llegar a afectarla un estilo de vida con estrés del trabajo, una mala alimentación, poco ejercicio físico o consumo de alcohol y tabaco.
Si eres uno de ellos, ¡te felicitamos por preocuparte! Si no, recomendamos que lo empieces a considerar, pero primero debes tener en cuenta algo muy importante antes de acudir a una farmacia dermatológica: aprender a distinguir el tipo de productos que necesitas acorde a tu piel y edad.
Principales problemas
Primero, no debes olvidar que la piel del hombre es más gruesa, por lo tanto, necesitas que los productos penetren mejor (razón número uno por lo que no puedes utilizar los mismos productos creados especialmente para ellas).
Podríamos pensar que un hombre no debe de cuidarse, pero no hay que olvidar el tiempo que pasan afeitándose y simplemente ese motivo debería ser la excusa perfecta para preocuparse. Muchas veces, no escoger el producto adecuado para un pre y post afeitado hará que nuestra piel se irrite y se vea descuidado.
Otra característica que tiene la piel masculina es su abundancia de colágeno que la vuelve más resistente y retarda más la aparición de las arrugas. Pero no hay que cantar victoria, pues esto provoca que, al no cuidar nuestro rostro desde edad temprana, las arrugas sean más marcadas que en la piel femenina.
También el género masculino tiene más glándulas sebáceas que infieren directamente en el aspecto grasoso de un rostro mal cuidado.
Recuerda que es importante que también aprendas a utilizar productos de acuerdo a la edad, es decir, entre los 20 y 35 años puede ser más enfocado al cuidado de la piel y la hidratación; después de los 35 aparecen los primeros signos de la edad que hay que empezar a cubrir. A los 40, debemos cuidar la flacidez y la pérdida de colágeno. Las manchas por el sol y las arrugas más marcadas aparecen por lo regular a partir de los 50.
Tipos de piel
Simplemente hay que dar respuesta a las necesidades específicas de cada tipo de piel por eso es de suma importancia identificarla.
Piel seca.
Se muestra tensa o poco flexible, opaca, áspera y de poros pequeños. Esta piel es más propensa a las arrugas.
Piel grasa.
Mucho brillo y de tacto aceitoso, puede provocar acné, puntos negros y otras imperfecciones.
Piel sensible.
Es muy irritable y presenta lugares rojizos debido a factores externos como el estrés, calor o los rayos ultra violetas. Es propensa a que desarrolle enfermedades propias de la piel como la psoriasis o la dermatitis seborreica.
Piel mixta.
Tiene zonas en el rostro que son una mezcla de piel seca y grasosa. El cuidado de este tipo es un poco más complejo porque es necesario utilizar una combinación de varios productos.
Piel normal o piel eudérmica.
En teoría es la piel hidratada con poros pequeños y cerrados.